viernes, 14 de diciembre de 2007

Judería de Sevilla

La matanza de la judería Sevillana (1391)

No puede dejar de relatarse en una enumeración de sucesos históricos de Sevilla, el dramático episodio de la matanza de la Judería Sevillana en el año 1391, Los datos de este trágico suceso figuran en la Historia de España de don Modesto Lafuente, en la Historia de la Ciudad de Sevilla de Joaquín Guichot, y en otros textos de indiscutible veracidad, y de nada sospechosa integridad moral. Aclaremos esto, puntualizando bien que no se trata de una página de la leyenda negra antiespañola, sino de un hecho cierto, comprobado, y relatado por serios y veraces historiadores, incluso sacerdotes.
En el año 1391, moriscos, judíos y cristianos convivían en armonía sin que las diferencias religiosas discreparan en modos desestabilizantes. Pero comenzó una corriente anti-judeo-morisca que provocó casi el exterminio de estas culturas. Ferrant Martínez (Fernando Martínez), Arcediano de Ecija, promulgó y convenció a los cristianos, entonces mayoría, de expulsar a judíos y moriscos provocando dificultades de convivencia, no respetando los derechos de las minorías musulmanas y hebreas adquiridos desde la conquista de Sevilla por San Fernando, que les dejó libertad en el culto de sus respectivas religiones.

Fernando Martines, Arcediano de Ecija tras varios intentos, fue contaminando de odio al populacho hasta que promovió un motín popular que en bandadas asaltaron el barrio de la judería saqueando tiendas e hiriendo y maltratando a los residentes. Ante el agravio acudió el Alguacil Mayor D. Alvar Pérez de Guzmán con sus alguaciles y los alcaldes mayores D. Fernando Arias de Cuadro y Rui Pérez de Esquivel. Algunos alborotadores fueron detenidos y castigados con azotes.

La tensión fue subiendo de tono ya que el Arcediano de Ecija excitaba cada vez mas los ánimos anti-hebreo-moriscos, hasta el punto que en una nueva invasión a la judería dejaron sin vida alrededor de 4000 personas. Este barrio físicamente encerrado entre muros del Alcázar y la muralla de la ciudad, solo tenia dos accesos, que fueron utilizados para la invasión sin posibilidad de escapatoria. En esta ocasión el populacho no se paró en saquear, sino que pasaron a cuchillo y dagas a cuanto se encontraban, persiguiéndolos por las estrechas calles de la Judería. Los pocos supervivientes tuvieron que salir de la ciudad, que en reclamo de sus derechos no lograron conseguir nada ya que el rey solo tenía 11 años. Cuando Enrique III cumplió la mayoría de edad para reinar, encarceló al Arcediano de Ecija dentro de sus primeros actos de regencia, y denunció con una importante multa al vecindario de Sevilla y a su Ayuntamiento. Fue la sanción tan elevada que costó diez años en abonarla, ya que no existía cantidad en metálico para afrontar el pago.

Algunos afectados terminaron regresando, pero de los casi 5000 hebreos y musulmanes, solo algunas decenas convivían en Sevilla. Es por ello que el decreto de los reyes Católico en 1492, con el que se expulsaban a los judíos de todo el reino, apenas tuvo repercusión en Sevilla debido a la limpieza étnica-religiosa que anteriormente se produjo.


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