martes, 20 de noviembre de 2007

La bella Susona

Los hechos acaecidos en Sevilla en el año 1391, en que se persiguió hasta la muerte de aproximadamente 4000 personas por cristianos convencidos por Ferrant Martínez (Fernando Martínez), Arcediano de Ecija. Provocó el sentimiento de venganza consiguiente conspirándose una sublevación entre los que se encontraban altos cargos de la ciudad.

Diego Susón era uno de los conspiradores. Tenia una bella hija conocida como "la hermosa hembra", que a espaldas de su padre era amante de un ilustre caballero cristiano. En la espera de que se fuera a dormir su padre para acudir a escondidas a su cita con el heráldico caballero, escuchó las palabras que en reunión decían los conspiradores en preparación del plan a seguir, y en el que se incluía la muerte de su amante.

Una vez terminada la reunión y acostado Diego Susón, la bella Susona acudió a la cita y reveló a su amante el contenido de la conversación. Inmediatamente el caballero informó al Asistente de la ciudad Diego de Merlo, que con sus mejores alguaciles y de mas confianza, recorrió las calles visitando los domicilios y haciendo presos a los participantes del intento de sublevación. Estos fueron ajusticiados en la horca unos días después.

El mismo día de la muerte de Diego Susón, su hija, "la hermosa hembra" en reflexión, convencida de que traicionó a su padre por favorecer a su amante, y atormentada, acudió a la Catedral pidiendo confesión. Le atendió Reginaldo Romero, obispo de Tiberiades y también Arcipreste, quien la bautizó y le dio la absolución, aconsejándole como penitencia retirarse a un convento. Así lo hizo hasta sentirse tranquila de espíritu y volvió a su casa llevando una vida cristiana y ejemplar hasta su muerte.

Cuando abrieron el testamento de Susona encontraron una cláusula que decía "Y para que sirva de ejemplo a las jóvenes y en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi cuerpo, y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás".

Su deseo se cumplió, y su cabeza estuvo expuesta desde finales del siglo XV hasta entrado el año 1600. Por ello el antiguo nombre de calle Muerte hasta el siglo XIX en que se cambió el nombre de la calle por el de Susona que actualmente existe.

Esta leyenda es un hecho rigurosamente histórico, se conocen los nombres de los participantes a la reunión, incluso frases promulgadas por Diego Susón en su traslado al patíbulo según hay constancias por testigos presenciales.


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