Cuentan que cuando el poblado de Tarma (Junin-Perú) se comenzó a poblar, llegaban muchos turistas de todos los países para observar la belleza del paisaje. Cuenta la historia que a este pueblo llegó un señor de avanzada edad, mal vestido y con una enfermedad en la piel; este señor fue a un restaurante a pedir comida y agua, al entrar todos los presentes voltearon y lo quedaron viendo y se podían escuchar murmullos y críticas. Al acercarse al mostrador, uno de los turistas (que dicen era americano-USA) le gritó que se fuera, que era un pordiosero y que no podía estar ahí con ellos; el señor, muy dolido, se retiró y todos los que estaban dentro se empezaron a reir.
Al seguir avanzando, el señor paró frente a una casa de aspecto humilde, tocó la puerta y salió una señora, éste le preguntó si le podía dar un vaso con agua y algo de comer. La señora al ver esto no se lo pudo negar y lo hizo pasar. Este señor, muy agradecido le dijo que debía escapar porque una desgracia iba a caer sobre ese pueblo, le dijo que agarrara sus cosas y que lo siguiera pero que en ningún momento debía de voltear.
Salieron así de la casa y se pusieron a caminar, de pronto se empezaron a oir unos ruidos extraños, tambores y truenos y de pronto gritos, la señora quiso voltear pero recordó la advertencia del señor... haciendo caso omiso a ésta, volteó, y en ese momento quedó convertida en piedra junto con sus animales y las cosas que llevaba. Se dice que lo que vio fue la ciudad totalmente destruida y a los turistas que se habían burlado de aquel hombre fueron convertidos en cerdos.
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